Ellas y ellos no se detienen ante nada y aportan a solucionar los problemas que el Estado y las empresas no lograron antes. Audaces y certeros en sus convicciones se atreven a luchar contra todo pronóstico cultural y además, dan luces de esperanza en sus comunidades. Son líderes sociales atípicos, lejos del coaching empresarial.
Citoyens 102.5 FM dialogó con Andrea Hurtado, Socióloga, académica y Coordinadora de Equidad y Género de la Universidad de Santiago, USACH, y Mario Orellana, Director del Diplomado de Dirigentes, y Coordinador Académico del Área Social (Grupo Impulso), sobre el escenario del Líder Social.
Porque no solo tienen la habilidad de conciliar ideas colectivas, sino que las ponen en acción en el lugar de los hechos, y no solo sueñan con una sociedad con equidad y dignidad, sino que dedican días enteros a ello. Ellas y ellos son los nuevos líderes sociales en Chile.
“El liderazgo social tiene un génesis de necesidad de liderar un proceso, a partir de una necesidad de un derecho no consagrado”, que se muestra en el problema de la vivienda social, la educación pública, el feminismo, el medioambiente, entre otras temáticas, señaló el Director de la Escuela de Líderes Sociales.
Lo anterior nace desde lo instintivo, porque “no hay nada que ate más fuerte – de corazón a corazón – que un problema común”, explicó Orellana. Un ejemplo palpable ocurrió en Renca años atrás con el tema de la vivienda social, proceso que fue liderado por Cecilia Castro y Ana Lamiña, y al cual se sumó, Mario Orellana.
En el caso de estas mujeres, ellas no apostaron nunca a ser líderes, había una necesidad de casa propia, y fue esta complejidad las que las motivó a la acción. Por ello, sus competencias – en este caso – nacieron desde un problema común, colectivo y popular. Lo otro, es un encasillamiento academicista donde se clasifican a ciertos líderes por su estilo de guiar procesos y personas, argumentó Orellana.
Por otro lado, Andrea Hurtado agregó que, “cuando uno ve que en los grandes procesos sociales – en su génesis – han estado las mujeres, solamente que no han tenido el lugar de protagonismo o han sido relegadas en las organizaciones”, no significa que no hayan sido esenciales en la historia de la humanidad.
En este sentido, la socióloga explicó que “cuando surge la necesidad vital”,generalmente son las mujeres las que encabezan estos destinos desde el hambre, la vivienda, el cobijo, el derecho a la vida, el reconocimiento y la migración. Porque, surgen como un impulso genuino de reunirse en torno a una necesidad comunitaria.
Históricamente, los primeros movimientos feministas se generaron desde las mujeres burguesas, y fueron relegadas por mucho tiempo desde los partidos de izquierda, entre otros sectores políticos, dijo la académica de la USACH. En la actualidad, el escenario ha cambiado mucho desde la emergencia de la lucha de las líderes negras en Estados Unidos, y en el caso de América Latina, de las campesinas, obreras y universitarias.
En el escenario popular contemporáneo, cerca del 80% son nuevas líderes sociales vinculadas a juntas de vecinos y otras organizaciones sociales, a diferencia de las luchas institucionales que han estado por siempre en manos de la élite política y económica, donde “aún son machistas y patriarcales”,acotó Orellana.
El trabajo con las comunidades y la formación de nuevos líderes sociales es una tarea ardua y constante donde los medios de comunicación no se han ocupado de valorarlos, “porque son un peligro público para el poder”, relató el dirigente social de Alternativa Renca.
Asimismo, en estos líderes sociales “hay un tesoro humano incomprendido”, sin derecho ni oportunidades a capacitarse o estudiar, como es el caso de aquellos ejecutivos con los cuales alternan cotidianamente, tales como, Didecos, gerentes, académicos o personeros de gobierno, expresó el Coordinador Académico de Grupo Impulso.
La experiencia recogida en la ‘Escuela de Líderes Sociales’ arroja como diagnóstico final que “ellos (y ellas) tienen una necesidad de saber, de conocer, porque en el conocimiento está el poder”. Esto motivó a la universidad de Santiago a sumarse a este proyecto de educación social, relató Andrea Hurtado.